Un cimarrón con la vocación de comunicar felicidad

Robin Martínez es egresado de la Facultad de Arquitectura y Diseño, donde estudió Diseño Gráfico o, como él mismo dice, “el arte de comunicar con creatividad y estrategia”. Se decidió por esta carrera gracias a su vocación, una vocación que ha tenido muy clara toda su vida: disfrutar. “Mi vocación es disfrutar cada día y contagiar esa alegría a los demás, mostrándoles que la felicidad está en los pequeños detalles. Siempre trato de integrar esa filosofía en todo lo que hago, desde mis proyectos hasta mi vida diaria.”

De la curiosidad a la carrera de su vida

En una charla a distancia, Robin nos cuenta que su gusto por las ideas gráficas comenzó desde la adolescencia. En la secundaria le atraía mucho la forma en que un diseño era capaz de contar historias y transmitir mensajes. Entonces fue cuando pensó «¿por qué no convertir esta pasión en una profesión?». Y sí, decidió lanzarse a la aventura, destacándose desde los primeros semestres por su entusiasmo y su iniciativa, participando en eventos, aportando ideas y llevándolas a cabo.

Al preguntarle si haber estudiado esa carrera fue lo que esperaba, nos respondió entusiasmado que, incluso, superó sus expectativas. “Aprendí no solo a crear, sino a comprender el «por qué» detrás de cada trazo, cada color y cada composición. Fue como construir un puente entre la creatividad y la funcionalidad.”

Una vez fuera de la universidad, Robin comenzó a buscar clientes al mismo tiempo que utilizaba las herramientas que su formación le había dado, pero también descubrió que contaba con un nivel de confianza que no todos tenían, y eso le ayudó a abrirse camino rápidamente. 

“Ha sido un viaje multifacético y emocionante. Empecé diseñando para productos lácteos y suplementos de proteína, y luego evolucioné hacia el contenido para ayuntamientos y marcas de calzado. Mis conocimientos en video y cine me llevaron a proyectos en varios estados de EE.UU. Más tarde, fundé África, un café que nació del diseño gráfico y creció hacia un concepto único. Luego, me metí en el mundo del agave para tequila, lancé una marca de mezcal y hasta lideré una curtidora en León, donde aprendí que dirigir equipos es más arte que ciencia.”

Una plataforma para infinidad de caminos

Sin duda, Robin ha tomado su formación académica como una plataforma sobre la cual construir infinidad de historias. Para él, cada paso ha sido una mezcla de diseño, visión y mucho trabajo en equipo.

¿Qué ha llevado a Robin a tomar decisiones en su vida profesional y personal? “Mi brújula ha sido buscar un balance entre bienestar económico, mental y emocional. Me apasiona explorar proyectos nuevos, incluso si parecen estar fuera de mi carrera. Al final, siempre descubro que el diseño está en el corazón de todo lo que hago.”

Es claro que el diseño en la vida de Robin es mucho más que una profesión, es un hilo que se va tejiendo entre proyecto e idea, entre emprendimientos y metas, en su vida entera. Por ejemplo, actualmente gestiona una cadena de cafeterías donde capacita a los equipos de trabajo, y también lidera una casa productora de video. También cultiva agave para tequila y, por si fuera poco, está lanzando una marca de mezcal. En sus palabras, “cada proyecto es un reflejo de mi amor por crear y construir algo único.” Y también, en cada proyecto hace uso de su preparación como diseñador.

Para Robin, la vida es mucho más rica cuando se comparte, cuando se construye en conjunto. Si hay algo que Robin quisiera compartir con el mundo es su tiempo en la universidad. “Ese tiempo me enseñó que las mejores ideas no siempre son las tuyas y que el trabajo en equipo es clave. Aprendí a ser un apoyo, no un obstáculo, y a valorar más a las personas que el dinero.”

Un Alumni que se mantiene cerca

El pasado 5 de octubre del 2024, Robin regresó a su alma mater para asistir a la Noche Áurea, el gran encuentro de egresados de la FAD que se realiza cada cinco años y que reúne a todas las generaciones que han egresado de las diferentes carreras que se ofertan ahí. Revisitar la casa de formación y encontrarse con antiguos compañeros, llevó a Robin a reflexionar sobre el ser Alumni. Él nos comparte que percibe que, a diferencia de Mexicali, en el centro y el sur del país el ser egresado universitario es todo un logro. Así, pues, él mismo, que desde hace algunos años vive en Michoacán, reconoce que su título tiene un peso enorme, y lo aprovecha muy bien.

A pesar de la distancia y del tiempo, Robin se mantiene en comunicación constante con su facultad y con sus antiguos compañeros. Tiene muy claro que la universidad es un hogar para él y que es bienvenido porque él mismo construyó parte de su historia. 

¿Qué fue para Robin la UABC? “Mi hogar y mi comunidad. Fue ese lugar donde aprendí que trabajar en equipo y rodearte de buenas personas es tan importante como los conocimientos técnicos.”

Ir al contenido