La arquitecta Lucía Elena Gómez Autrique, egresada en 1986 de la entonces Facultad de Arquitectura Campus Mexicali, acaba de ser postulada por el Colegio de Arquitectos del Estado de Jalisco para recibir el galardón Arquitectas FCARM 2024, de la Federación de Colegios de Arquitectos de la República Mexicana A.C., en el rubro Trayectoria Profesional. Esto nos enorgullece como universidad y comunidad cimarrona, por supuesto, pero ¿qué significa para ella este premio?
Esta postulación representa para Lucía el reconocimiento a una vida entregada a una de sus mayores pasiones: la arquitectura. Pero esta vida de entrega comenzó muchos años atrás, incluso, de haber egresado de la carrera de arquitectura: cuando era una pequeña niña jugando con legos de colores.
Lucía nació en Ciudad de México, pero a muy corta edad su familia se mudó a Ensenada, de donde es su padre. Se considera bajacaliforniana por haber pasado gran parte de su vida aquí, cursando la educación básica en Ensenada y su carrera profesional en Mexicali, en la entonces Facultad de Arquitectura, obteniendo su título en 1988. Comenzó dibujando y construyendo casas para sus muñecas. Desde entonces supo que sería arquitecta y en su familia encontró la motivación y el empuje necesarios: su padre, ingeniero civil y sus tíos, arquitectos, la rodearon de saberes, trazos y medidas que fueron supliendo sus hábitos y gustos. Uno de sus tíos, apenas unos años mayor que ella, se convirtió en su guía e inspiración. Lo escuchaba por horas, observaba, preguntaba y, mientras aprendía, su pasión por la creación de espacios y el trazo de las líneas que los delimitaban iba creciendo más y más.
A principios de los noventa se mudó a la zona metropolitana de Guadalajara, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera como proyectista, supervisora de obra, directora general de obra y perito. Se ha diplomado en dirección de obra y de urbanismo, así como en arquitectura del paisaje, formación que ha puesto en práctica en diversos proyectos como Casa del Sol, en Mérida y Plaza Las Américas en Cancún, Quintana Roo, entre otros. En estos momentos se encuentra trabajando en los proyectos del Templo del Espíritu Santo y del Templo de Santo Niño de Atocha, en Tlajomulco de Zúñiga. Recientemente colaboró como DRU y DRO en el proyecto que Sordo Madaleno Arquitectos realizó para La Academia Rojinegra AGA, un complejo futbolístico para el Atlas FC, además de ser requerida para un proyecto industrial del reconocido piloto automovilístico Checo Pérez.
Lucía es una arquitecta consciente de la realidad actual y de las diferentes condiciones socioculturales y económicas de la población de este país. “Sé que somos privilegiados y que no siempre se pueden tener estas condiciones, y parte del trabajo como arquitecto consiste en tomar en cuenta las condiciones de cada persona, ser empáticos y conscientes.” Por ello, Lucía proyecta en el sitio, siente y percibe el contexto, lo interioriza y comienza a crear, más allá del papel o de la pantalla, aquellos espacios que dignifiquen la vida de las personas.
Pero más allá de la arquitectura, Lucía tiene otras pasiones: su familia, sus hijos, su nieta y la música. Porque además de hacer arquitectura, Lucía hace música que comparte en diferentes canales por el puro gusto de hacerlo. Desde los cinco años toca el piano gracias a su madre, y este es un placer que ha decidido perfeccionar pero también mantener en la intimidad y compartirlo sin más deseos que expandir su arte y su creatividad.
Contrario a lo que pudiéramos pensar, para Lucía “la arquitectura es el punto de apoyo para crear música” y no al revés. “Me gustan los silencios porque así puedo escuchar y atender. Con música me envuelvo y me pierdo” nos confiesa, risueña y efervescente.
¿Qué es para Lucía Gómez Autrique la vida? “La vida es un gusto absoluto, es disfrutar de los momentos de soledad, descalza, tocando el piano. Es dibujar, ordenar, escuchar y compartir.” Para ella, dedicarse a la arquitectura ha sido un evento fluido y natural, orgánico, algo con lo que se mueve en la vida y que tiene el mismo peso que la música, que su familia y que su descanso: su maternidad la vivió trabajando y el trabajo lo vivió maternando, resolviendo su día a día, viviendo.
“Siempre me puse como regla no dejarme absorber, no dejar de lado una cosa por la otra” nos comparte con una solemnidad combinada con regocijo. Esta imprescindible regla de vida le ha permitido sentirse plena y feliz, reconocerse sabia y construir cada día de su vida de manera amorosa y entregada.
Talentosa y apasionada de la arquitectura y de la musica.! muy merecido reconocimiento. Enhorabuena!!!
Hermoso artículo y hermoso tema de la Arquitecta Lucía! Que bonita manera de ver la vida.
Mi respeto y admiración para tan distinguida persona. Gracias por compartir gran parte de su trayectoria profesional, pero ante todo por compartirnos su música. Gracias Lucia
Muchas felicidades por tan maravillosa trayectoria y gracias por esa música que llena el alma.