Esta es la historia de una familia conformada por tres mujeres que eligieron el camino de la arquitectura, recorriéndolo cada una de una manera distinta. La historia inició con María Tereza Hernández Valadez, quien egresó de la carrera de arquitectura en 1985. Mujer fuerte, trabajadora y confrontativa, crió a dos hijas con su misma fuerza y decisión: Ericka y Paola, quienes siguieron sus pasos por la Facultad de Arquitectura (ahora Facultad de Arquitectura y Diseño), egresando en 2004 y 2012 respectivamente.
Madre e hijas proyectaron sus vidas alrededor de una carrera para la cual cada una sintió su vocación y tomó su propio camino. Tanto Tereza como Ericka y Paola se han dedicado a cosas muy distintas, no se trató de un camino trazado por la madre para que lo anduvieran sus hijas sino que cada una construyó su propio sendero y siguen trabajando en él cada día.
Tereza se desarrolló en el área del diseño y la construcción, dando sus primeros pasos como dibujante para después convertirse en supervisora de obra. Después de años de trabajo que la llevaron a consolidarse como una arquitecta reconocida en la ciudad, terminó sus años de carrera como Directora de Infraestructura en diferentes áreas de gobierno tanto estatal como municipal. Su enfoque ha sido trabajar por la sociedad desde trincheras públicas gubernamentales.
Hoy en día, a pesar de estar jubilada, Tereza sigue activa como arquitecta, participando en proyectos diversos y desarrollo de gestoría, ampliando sus horizontes e impactando positivamente a su comunidad.
Ericka, por su parte, se enfocó en el diseño e interiorismo, estudiando un máster en Diseño en Barcelona, España. Una vez de vuelta en Mexicali, comenzó a desarrollarse en la iniciativa privada, convergiendo sus conocimientos y experiencia en proyectos urbanos de vivienda residencial, y de manera independiente en el ámbito del interiorismo.
Su vocación de estilizar su entorno y encontrar belleza en cada espacio le ha dado la oportunidad de involucrarse en proyectos de manera integral, trabajando desde la conceptualización, el trazo, el proceso de obra, la propuesta de decoración y el interiorismo de casas habitación y oficinas. Actualmente, su vida fluye entre su hijo, un jovencito que la ha acompañado en cada uno de sus proyectos desde que era un bebé, y su pasión por la arquitectura, la luz y el diseño.
Siendo estudiante de la carrera de arquitectura, Paola tuvo la oportunidad de realizar un intercambio gracias al apoyo de su mamá y de su hermana, las mujeres de su familia. Esta movilidad la realizó en Europa, lo que le permitió descubrir nuevas ideas y construir nuevas perspectivas a partir de diseños innovadores y distintos. Al mismo tiempo, Erika realizaba su maestría en Barcelona, por lo que ambas hermanas tuvieron la posibilidad de compartir saberes, experiencias y puntos de vista, aprovechando mucho más su tiempo en el continente europeo.
Una vez egresada, Paola trabajó con un equipo de arquitectura en Mexicali, generando experiencia y ahorros para estudiar la maestría en Sustentabilidad en Reino Unido en el 2017, del cual obtuvo su grado en el 2018 en Diseño Ambiental en Arquitectura, con grado de distinción.
En la actualidad desarrolla proyectos sustentables en Ciudad de México, trabajando en espacios de usos mixtos, oficinas, arquitectura residencial, institucional e industrial, mientras que sigue estudiando y realizando investigaciones sobre posibles futuros climáticos con la intención de generar mejores estrategias sustentables para crear mejores ciudades, más conscientes, más humanas.
¿Qué tiene de especial compartir la casa de estudios con la casa familiar? Hace algunas semanas, Teresa y Ericka coincidieron en el Encuentro de Egresados de la Facultad de Arquitectura y Diseño. Paola no pudo asistir porque por ahora vive en Cdmx. Las dos arquitectas mayores se reunieron con compañeros de su generación, pero también convivieron juntas, compartiendo amistades con quienes han coincidido en la escuela y en los trabajos. Lo que esto tiene de especial es descubrir que, aún siguiendo pasos parecidos, cada quien camina a su propio ritmo, cultiva sus propios triunfos y cosecha sus propios frutos, sus propios éxitos, sus propios amores.