Cassandra Manjarrez: una cimarrona que abrió caminos

En la UABC tenemos la fortuna de contar con egresadas y egresados que trascienden fronteras, desafían moldes y transforman realidades. Una de ellas es Cassandra Manjarrez Villalobos, orgullosa Alumni de la Facultad de Ciencias Humanas, campus Mexicali, pionera en comunicación, cine, diversidad y derechos humanos.

Su historia empieza en el epicentro de una de las tragedias más grandes del país: el sismo de 1985 en el entonces Distrito Federal. Aquella sacudida no sólo cambió el paisaje urbano, también transformó su vida familiar. Tras el trágico evento y la separación de sus padres, Cassandra migró a Mexicali con el anhelo de estudiar Comunicación en una joven carrera recién abierta en la UABC y motivada por su tía materna, quien vivía en esta ciudad. Con una pasión profunda por el cine y la televisión —inspirada por su entorno familiar—, inició una trayectoria que marcaría historia.

Fue parte de la tercera generación de esta licenciatura, y lo hizo como una joven trans en los años 80, época en la que visibilizar la identidad era una decisión valiente y arriesgada, y que solía ser sesgada por la idea de tratarse de hombres homosexuales: “En ese momento, aunque no podía ‘lucirme’, tampoco estaba dispuesta a esconderme”, recuerda. “Estaban en juego mi identidad y la posibilidad de ser esa mujer que siempre había habitado en mi y que no podía vivirse por el mandato social, pero que ya se vivía de alguna forma”.

A pesar de los prejuicios, encontró en la comunidad universitaria un espacio donde sembrar ideas, expresarse con libertad y abrir puertas que, hasta entonces, parecían cerradas. “Supe direccionarme de tal forma que mi formación y manera de ser prevalecieran y ponderara el hecho de ser una persona valiosa”, afirma, jubilosa.

La primera videotesis y su pasión por el cine

Cassandra fue autora de la primera videotesis en la historia de la universidad, un trabajo en formato VHS centrado en la obra de Pedro Almodóvar, quien en ese entonces ya comenzaba a figurar internacionalmente.

Recuerda que su trabajo académico, creativo y técnico fue posible gracias al apoyo de docentes como Checo Ortiz, con quien inició algunos de los primeros talleres de televisión universitaria, superando incluso las limitaciones tecnológicas del momento, nos cuenta entre risas.

Su pasión por el cine y la videotesis elaborada la llevaron a vivir en España y colaborar directamente con Almodóvar, participando en dos de sus proyectos. También se formó con figuras como Arturo Ripstein y Mónica Miguel, y trabajó en televisión junto a Carla Estrada. “Todo lo fui amalgamando sin un plan definido, pero con el deseo constante de aprender, de crear, de estar”, dice. 

Arraigo cimarrón: la UABC como refugio y cimiento

Para Cassandra, la UABC fue mucho más que una universidad. Fue un lugar de reconstrucción personal, donde pudo habitar a la mujer que siempre fue. “Mi familia era un rompecabezas roto, y la universidad me rescató. Me dio abrigo, me devolvió la confianza en las personas. Me ayudó a seguir siendo yo”.

Recuerda con cariño y gratitud a quienes le tendieron la mano en momentos clave, como la maestra Velia González, quien la ayudó a obtener un fondo para asistir a un viaje académico a Pasadena, California. Esa experiencia marcó un antes y un después, no solo en su formación, sino en su manera de mirar el compromiso con lo público.

Décadas más tarde, una de sus excompañeras de generación, ahora profesora en la FCH, la invitó a dar una charla sobre diversidad. Ver la apertura de las nuevas generaciones fue para Cassandra un regalo inesperado: “Eso es mi arraigo a ser cimarrona: saber que fui parte de algo que ahora florece con más libertad”.

De los medios al activismo: una vocación por los derechos humanos

Cassandra se define como una mujer trans, artista, académica y activista, pero sobre todo, como alguien que nunca ha esperado recompensas materiales por lo que hace: “Mi vocación me ha enseñado a no esperar nada financieramente de cada carrera; más bien, me ha permitido darme el gusto de estar donde sé que puedo aportar”.

Desde hace casi una década radica en Tepic, Nayarit, donde ha desarrollado una labor intensa en la defensa de los derechos humanos, en especial los de las personas trans y no binarias. Es Directora Nacional de Investigación sobre crímenes de odio contra mujeres trans (transfeminicidio) en Casa de las Muñecas Tiresias A.C., Coordinadora de Capacitaciones para la Coalición Mexicana LGBTTTIQ+, y Presidenta del Consejo LGBT+ Nayarit.

También forma parte del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio, y ha trabajado en la creación de protocolos de transidentificación de cuerpos, una tarea tan delicada como necesaria, con enfoque de género y diversidad, en contextos arqueológicos, forenses y jurídicos.

Su trabajo ha sido clave en la aprobación de la primera ley contra el transfeminicidio en México, impulsada en Nayarit. “Desde que sabes que eres un cuerpo disidente, ya eres activista”, afirma con la fuerza de quien ha enfrentado la violencia, el rechazo y el borrado, pero también ha logrado incidir desde el conocimiento, la empatía y la acción.

Hoy, Cassandra es un referente en la defensa de las diversidades y en saber articular academia y activismo. Su historia es ejemplo de lucha, sensibilidad y transformación. En Mexicali, entre los muros y pasillos de una universidad que la recibió tal como era, Cassandra encontró un espacio para fortalecerse y proyectarse. Ser Alumni UABC es, para ella, caminar con orgullo por una ruta que también ayudó a trazar, porque una vez cimarrona, cimarrona por siempre.

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